Laura Ruas | Parqueando

Volcán Isluga, una experiencia increíble e inolvidable.

Es una caminata bastante exigente: el sendero empieza 4.200 mts y son 1.000mts de desnivel hasta el cráter. A la altura se suma el hecho de que el volcán está en pleno desierto de Atacama, la región más árida del mundo. El sol es fuertísimo, hirviente en muchos momentos y el aire, el más seco del planeta (sin ninguna exageración), aunque las temperaturas diarias no sean muy altas. Mientras uno sube, el viento se pone más fuerte y más frío, acortando los tiempos de descanso, que se hacen más largos y más necesarios con la altura.

¿Ya te cansaste? Falta aún. Todo el sendero es de arena blanda, de estas que te hundes un poco a cada paso. Lindo para bajar, horrible para subir. Subí muy despacio, parando muchas veces, descansando. El ascenso me costó 9 horas, pero  no pude llega r hasta la fumarola de arriba. Cuando pase por la primero, ya era tanto el humo, que era imposible respirar. Unos metros arriba había una segunda fumarola y decidí no meterme en más humo. No era lugar para intoxicarse. Preferí bajar en aquel punto. La bajada llevó solamente 2 horas . Como perdí la primera hora de la mañana, sabía que tendría que hacer parte de la vuelta en el oscuro, y por eso la hice corta. Estaba preparasa y no sería un problema, pero habíacque hacerlo con atencion. Además fui siguiendo el track y por el lugar donde estaba mi carpa (en el lecho de un río seco) sería fácil encontrarla en el oscuro. 

Eso de la hora me pasó por lo siguiente: se acuerdan que había contado que mi reloj acá marca la hora de dos países? Bueno, el tema es que la hora que toma como hora local es la boliviana, que es una menos que Santiago. Puse el despertador para las 6:30 hora chilena, pero sonó solamente a las 7:30hs. Yo me desperté un poco antes con la claridad, pero quería empezar a caminar con las primeras horas del día, lo que no se pudo. 

Yo ya había hecho dos 5.000 antes, el primer en Argentina (5.125 mts) y el segundo en Chile, el volcán Lascar (5.600 mts). Pero este fue mi primer 5.000 sola, lo que es bastante importante. Ademas fue mi volcan nr. 11. Estoy muy contenta y orgullosa de mis poderes.

Llegó la primavera y las plantas del desierto también florecen

sus flores chicas y tímidas. En esta parte hay mucho ganado camelídeo (llamas y alpacas) y también ovejas. En PN Isluga también hay un gran bofedal y el río Isluga. En Enquelga y en los otros pueblos viven comunidades aymaras, que trabajan la lana de estos animales. 

Voy a hacer un resumen de lo especial que fueron los días en este parque.

¡Sal a explorar y disfruta de tus aventuras!

Salí de Colchane y tenía 26 km hasta el punto donde quería hacer mi campamento base para subir el Isluga. Quería hacer el viaje a dedo, pero sabía que era difícil y podía ser que necesitaría dos días de caminata hasta llegar. Tuve suerte, logré llegar en el mismo día: caminé en total 10 km. El segundo dedo, los guardaparques, no solo me dejaron en el punto preciso (donde solo se llega en 4×4), como me regalaron agua para dos días. Dormí contenta, a los pies del gigante Isluga, ansiosa para subirlo. 

El ascenso fue increíble, mi primer 5.000 sola (lo conté en detalles en el post anterior). Este día llegue a las 20:30 a mi carpa y dormí el sueño rico que se duerme despues de un logro importante. Al otro día, desarmé mi campamento y caminé hasta las termas de Enquelga, donde me quedé por dos días, nadando en pleno desierto. Siempre me ayuda alguien y de esta vez, no fue diferente. Doña Isabel me prestó su casa para cargar mis cosas, llenar mis botellas de agua y me enseñó sus lindos tejidos, verdaderas obras de arte, que los hace desde el hilo. Diseños de varios colores, animalitos y figuras geométricas, combinados sin repetición y con mucha creatividad. 

No quería caminar la vuelta. Hoy me desperté floja. Desarmé mi campamento despacio con la esperanza de que algo me pudiera salvar de la ruta hoy. Tenía las piernas un poco dolidos y zero ganas de cargar mis señoras (las mochilas). Cuando justamente estaba por cerrar la mochila, llega una van a las termas y ellos 

despues venian a Colchane - justo donde tenía que volver. Tenían espacio y pude venir con ellos, no tuve ni que abrochar la mochila. Además me dio el tiempo para bañarme una vez mas.

En Colchane, vine donde Doña Wilma, la señora que me guardó Pamela y un poco de peso de la mochila. Me quedo una noche mas acampando en su terreno y mañana es día de moverse.