FotoBiólogo - Felipe Toledo
¿Run-Run se va pal’ sur?
Como en la canción de Violeta Parra, donde el Run-Run (Hymenops perspicillatus), se va al norte. Cada verano emprende su viaje de retorno al sur cuando llega el verano.
Esta pequeña ave, conocida por su plumaje negro brillante y su anillo ocular amarillo en los machos, recorre grandes distancias en busca de los humedales y pastizales donde el calor del verano austral marca el inicio de su temporada de apareamiento.
El Run-Run no solo es un viajero, sino también un símbolo de los ciclos naturales que nos conectan con la naturaleza. Cada año, los machos regresan al sur antes que las hembras, para practicar y preparar sus rituales con la esperanza de encontrar pareja.
Cuando finalmente las hembras llegan, nuestros campos se convierten en verdaderas pistas de baile, donde los machos se exhiben mostrando sus bailes y sus maravillosas plumas alares.
Es una historia de amor que se repite cada año en la época estival, recordándonos que el mundo natural también tiene sus propios ritmos y romances.
Pero su viaje no está libre de desafíos. El cambio climático, la pérdida de humedales y las amenazas humanas hacen que cada vuelo sea un acto de resistencia. Como espectadores de esta travesía, tenemos el poder de cuidar los ecosistemas que le dan refugio. Proteger los humedales no es solo preservar su hogar, sino también garantizar que su historia continúe inspirándonos.

El Run-Run nos invita a poner atención a los detalles, a las historias que la naturaleza quiere contarnos, admirar sus danzas y a recordar que cada pequeño acto de conservación importa. Este verano, mientras viaja al sur para empezar de nuevo, pensemos en cómo podemos ser parte de su historia. ¿Run-Run se va pal’ sur? Sí, y nosotros podemos ayudarle a llegar.